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ESCRITORES

Horacio Quiroga: 142 años desde su nacimiento

Quiroga - Selva

Empezamos el año recordando a Horacio Quiroga, en ocasión de su aniversario número 142, el pasado 31 de diciembre. En esta nota te proponemos adentrarte en su historia de vida llena de particularidades únicas (y desafortunadas), que moldearon su carácter e influyeron en sus obras, convirtiéndolo en un cuentista destacado tanto en Uruguay como en el exterior. Te invitamos a conocer más sobre su estilo, sus obras más famosas y, como no podía ser de otra forma, ¡a leerlo! Estamos de acuerdo con la frase “no muere quien es recordado” y no hay nada mejor que acudir a sus libros para tener su compañía para siempre.

Los primeros pasos de un escritor

Comencemos por el punto de partida, indefectiblemente, de todos los seres humanos: la infancia. Nació en 1878, en el departamento de Salto. Era hijo del vicecónsul argentino, siendo este el origen de la familia y la razón por la que más tarde se radicarían “del otro lado del charco”. Su padre se llamaba Prudencio Quiroga y su madre Pastora Forteza. Era el cuarto hijo del matrimonio. Su infancia no fue particularmente serena y feliz: las sombras de las desgracias que atravesaron su vida se ciñeron sobre él prematuramente. En sus primeros meses de vida, su padre falleció delante de él por un accidente provocado con una escopeta. Sería la primera de una larga cadena de acontecimientos trágicos. Más tarde, en el año 1896, se suicidaría su padrastro, Ascencio Barcos. Otra vez la protagonista sería una escopeta: el hombre no pudo soportar las condiciones en las que lo dejó un derrame cerebral. El joven Horacio, de entonces 18 años, vio el terrible hecho, entrando en la habitación justo en el momento en el que Ascencio disparó el arma.

Quiroga - Juventud

Los intereses de Quiroga

A pesar de sus pesares, Quiroga no perdía el tiempo en la vida. Era un joven de buena disposición, sediento por el aprendizaje y de múltiples intereses. Le interesaba el deporte, amaba la mecánica, la construcción, la filosofía e incursionó también en la poesía. Siempre se esforzó por estudiar y trabajar al mismo tiempo. Mostraba también interés por el ciclismo, la química, la vida rural y la fotografía. Aunque estuviera casi siempre ocupado, encontró también tiempo para el amor: en el año 1898 conoció a María Esther Jurkovski, la primera mujer a la que amó. Lamentablemente la suerte tampoco lo acompañó en esa oportunidad: la relación naufragó poco después. El desconsolado joven tuvo que resignarse después de las numerosas muestras de desaprobación de los padres de María Esther. La oposición al romance radicaba en que Horacio no compartía el origen judío de la familia.

Trazos de una pluma macabra

Uno de los giros de su vida tuvo lugar en el año 1900. Con la herencia de su padrastro difunto, el joven viajó a París. Allí conoció a algunas personalidades destacadas como Rubén Darío. La experiencia, que empezó con un viaje en primera clase, terminó con uno en tercera. Sin embargo, de la mala suerte nació un libro: Diario de viaje a París. Este libro siguió a “Una estación de amor” (1898), inspirado por su historia de amor fallida. En 1901 publicó su primer libro de poesías, titulado “Los arrecifes del coral”. A su regreso, junto a sus amigos, fundó el Consistorio del Gay Saber, un laboratorio literario para que cada uno de ellos potenciara su pluma con nuevos estilos. La alegría de aquellos primeros pasos decididos se vio rápidamente por otra tragedia: la muerte de dos de sus hermanos, que perecieron en el Chaco por la fiebre tifoidea. Era inevitable que una vida marcada por la desgracia se inclinara por una escritura centrada en el terror, la angustia y la desolación. También influyeron escritores a los que Horacio Quiroga admiraba mucho, como Edgar Allan Poe. Hay una gran cantidad de paralelismos entre las obras de uno y otro autor.

Quiroga - Canoa

El llamado de la selva

Los terribles acontecimientos del 1901 no habían terminado aún: en ese mismo año, Horacio Quiroga protagonizó un hecho que lo marcó para siempre: mató accidentalmente a uno de sus amigos más cercanos, Federico Ferrando. Este debía batirse a duelo con el periodista montevideano Germán Papini Zas. Quiroga le propuso ayudarlo a limpiar el arma con el cual lo haría. Las armas, que desde siempre habían jugado un rol desequilibrante en la vida del escritor, volvieron a llevarlo casi al borde de la locura. Una bala disparada por error impactó en la boca de Federico, matándolo en el momento. Aunque se probó posteriormente la inocencia de Horacio, este ya no volvió a ser el mismo. Decidió abandonar definitivamente el Uruguay y su proyecto del Consistorio. Se refugió en Argentina y se convirtió en una persona aún más taciturna. Vivió por mucho tiempo en la selva misionera, lugar que consideraba su hábitat natural. La flora y la fauna que lo rodeaban sirvieron de inspiración para muchos de sus cuentos e historias.

Quiroga - Horacio

El amor, la locura y la muerte

Pareciera que Horacio escapaba de algo, en aquel retiro forzado y alejado de la civilización. Si temía a la muerte (aunque su obra deja pensar que no), sus intentos fueron vanos. Su primera mujer (quien había conocido a fines de la primera década del 1900) no soportó aquellas condiciones de vida difíciles y el carácter particular de su marido. Se suicidó tomando veneno. De aquella unión habían nacido Eglé y Darío, a cuya crianza Horacio se abocó completamente. Por aquellos años el escritor continuó haciendo lo que más disfrutaba e incursionó en la dramaturgia y la crítica cinematográfica. Su fama ya era indiscutida, sus relatos se popularizaron rápidamente. Conoció posteriormente a María Elena Bravo, quien sería su última compañera de vida. Lo abandonó cuando Horacio se enfermó de gravedad. Quizás ya cansado de sufrimientos excesivos, y acompañado únicamente por su magistral e incondicional pluma, Horacio puso fin a su vida ingiriendo veneno en el año 1937. A pesar de su muerte, su asombrosa capacidad para los relatos y cuentos breves, su forma de abordar lo incomprensible, mágico y desgarrador de la existencia humana lo consolidaron como uno de los escritores más populares y reconocido en idioma español. Sin lugar a dudas, un autor que no puede faltar en nuestra biblioteca.

Horacio Quiroga: 142 años desde su nacimiento ultima modifica: 2021-01-02T16:28:10-03:00 da Thamara Desalvo

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