Es imposible no detenerse a mirarlo. Ubicado en el barrio Aguada, a las puertas del corazón de Montevideo, el Palacio Legislativo es un símbolo de la democracia de nuestro país y ha sido testigo, también, de una buena parte de nuestra historia. Con su imponente arquitectura, este edificio histórico de nuestra capital deja sin aliento a turistas y locales, sin embargo, no todos saben lo que hay más allá de su fachada. Hoy queremos contarte más sobre su historia. ¿Sabías que la arquitectura que lo caracteriza es obra de profesionales italianos?
La arquitectura: historia y elección de un símbolo
El nacimiento de Uruguay como Estado independiente trajo aparejada la necesidad de una sede para el ejercicio de la democracia. Un lugar donde, en definitiva, pudiera desplegarse la labor de la democracia representativa de nuestro país. En 1902 se decidió, mediante la promulgación de una ley, el llamado a un concurso público internacional. El mismo se orientó a filtrar y finalmente seleccionar proyectos de arquitectura para la construcción de la sede del Poder Legislativo. La ley se efectivizó al año siguiente. Finalmente la conducción del proyecto fue adjudicada al piamontés Vittorio Meano. Su trágica muerte impidió que él condujera la construcción del Palacio, recayendo transitoriamente esta responsabilidad en los arquitectos uruguayos Jacobo Vázquez Varela y Antonio Banchini (de ascendencia italiana). Más tarde, el desafío sería asumido por Gaetano Moretti, arquitecto de origen lombardo. Él dejaría, de forma indeleble en nuestro país, una huella de sus saberes europeos. Su majestuosa obra sería inaugurada un 25 de agosto de 1925. La elección de la fecha, como se puede fácilmente intuir, no fue casual.
Un interior también de lujo
El interior del Palacio no tiene nada que envidiarle a su fachada externa. El arquitecto Moretti y los políticos de la época habían entendido qué papel desempeñaría el Palacio entre los edificios históricos de la capital. El mismo requería una cierta solemnidad, que se asoció rápidamente con los mejores materiales disponibles en ese momento: oro y más de cincuenta tipos de mármol. El edificio cuenta con increíbles obras artísticas que decoran todas sus salas. En el Vestíbulo de Honor (la sala a la cual se accede por la puerta principal) es posible encontrar varios cuadros de artistas nacionales. En el Salón de los Pasos Perdidos, encontramos grandes vitrales milaneses y las obras en yeso del escultor Edmundo Prati. Para completar el deleite visual, no pueden faltar los mosaicos venecianos del artista italiano Giovanni Buffa.
El corazón de la democracia
Si hay algo de lo que debemos sentirnos orgullosos, más allá de por tener una obra arquitectónica de esta magnitud, es lo que ella representa: una profunda e inquebrantable tradición democrática. Este símbolo representa la adhesión pacífica de todo un pueblo al vivir democrático. La fuerte democracia uruguaya, consolidada en el correr de la vida como Estado independiente de nuestro pequeño país, es una de las más sólidas de la región. En pos de esta democracia se construyó el edificio, y por esta razón se reservaron para esa tarea los mejores y más sofisticados materiales. Es posible leer, en letras de oro, la frase pronunciada por José Gervasio Artigas, en una de las salas de las Cámaras parlamentarias: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”.
Visitar el Palacio
Es posible visitar el Palacio de lunes a viernes desde las 10:30 hasta las 15:00, sin reserva previa, abonando en el mismo lugar el precio de la entrada. Los días feriados no es posible acceder al interior del edificio. Las escuelas pueden visitar el Palacio sin ningún coste, pero es necesaria la coordinación del día y la hora. Para los curiosos que no se encuentran en Montevideo, es posible realizar un tour virtual en la página del Parlamento uruguayo, además de poder disfrutar de más detalles y fotografías de la construcción de este gran monumento nacional.
